El estrés laboral es una lesión anímica. La puede padecer un trabajador bajo determinadas circunstancias laborales en las que el clima laboral no es el adecuado. Presión excesiva, exigencia fuera de lo admisible e incluso gritos, desprecios, malas formas… constantes y recurrentes amenazas de no renovación, despido… provocan en quienes las padecen una ansiedad y un estrés que desgasta su organismo.
Una situación prolongada de estrés, produce en las personas ansiedad y depresión. Jurídicamente habrá que estudiar cada caso detenidamente, porque el estrés no solo lo produce el trabajo (enfermedad laboral) sino que puede acentuarse o encontrar su primer precipitante en el hogar, la relación de pareja, conflictos, presiones externas… (por lo que se consideraría enfermedad común).
Es realmente difícil diagnosticar con certeza un caso real. Los síntomas pueden fingirse provocando un fraude en las solicitudes de baja laboral y eso genera siempre una grave dificultad, ya que el diagnóstico no es tan preciso como cuando se parte una tibia. No podemos radiografiar el estrés.
Esa falsedad en la baja laboral, supone no respetar el principio de buena fe contractual y por lo tanto podría ser precipitante de un despido disciplinario. Pero para que una empresa que esté sufriendo las consecuencias económicas y organizativas que supone tener un trabajador de baja falsamente pueda recurrir esa baja y denunciarlo se necesita recabar las pruebas suficientes para demostrar esa falsedad. En esto el informe pericial del perito psicólogo es fundamental. En Peritos Expertia contamos con este servicio por si a estas alturas de artículo hay algún interesado.
Sin embargo, cuando es cierto, cuando un mal clima laboral está minando la resistencia del trabajador y causándole un padecimiento por estrés, también el trabajador puede acudir a un perito psicólogo para que le elabore un informe de su situación emocional, anímica, mental… capaz de funcionar como argumento suficiente para optar a la baja o incluso una situación de incapacidad. Si se llega a demostrar que hubo una exposición continuada a estrés laboral fruto de una presión fuera de lo admisible, el trabajador puede demandar al empleador amparado en ese informe pericial médico-psicológico que le elaboraremos, y pedir responsabilidades por dicha conducta.
Algunos ejemplos de lo que puede sufrir un trabajador sometido a demasiada presión serían:
- Depresión reactiva al acoso sexual
- Ansiedad provocada por conflictos laborales, mal clima laboral, maltrato laboral, mobbing…
- Depresión causada por cambios en las condiciones de trabajo percibidos como injustos por el trabajador.
¿Cómo se sabe si hay estrés laboral o no? El día a día normal y corriente es ya estresante. Deja los niños en la guardería, aprisa que has de llegar a tu hora, siéntate y aprovecha la mañana que tienes que alcanzar los objetivos propuestos por la empresa, rápido termina que tienes que salir a recoger a los niños, el tráfico, atasco… horarios, objetivos, metas, aspiraciones, conciliación… El estrés es bastante lógico que aparezca, ¿no crees?
Estrés laboral y estrés tolerable
Sin embargo, ese ajetreo diario es una cosa, y otra bien distinta es un estrés crónico. El estrés no se ve, no se toca, pero se manifiesta. El cuerpo empieza a emitir señales para indicarnos que algo va mal y que se precisa un cambio urgente. Los expertos coinciden en señalar que aparecen trastornos de levedad moderada pero creciente: ansiedad, palpitaciones y desajustes, caída del cabello, nerviosismo e irritabilidad injustificada, falta o dificutad para la concentración, sueño alterado, desajustes en el apetito (igual apatía que comer desaforadamente)… Una persona con todos estos desarreglos, aparte de no sentirse nada bien, estará en pésimas condiciones para desarrollar su tarea y rendir en su puesto. Ergo, si eres empresario, profesor, cliente… no te conviene apretar demasiado el acelerador, porque las piezas pueden romperse y la máquina ya no funcionaría.