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Conceptos fundamentales en la violencia de género

Conceptos fundamentales en la violencia de género

En el concepto de violencia de género, existen tres conceptos importantes que confluyen en este que son los estereotipos de género, el sexismo tradicional hostil y el sexismo benévolo.

  1. Estereotipos de género.

    Los estereotipos de género, son un conjunto de creencias, compartidas dentro de una cultura, acerca de los atributos o características que poseen hombres y mujeres. Los estereotipos de género, se componen de rasgos, roles, ocupaciones y características físicas.

    Respecto a estos estereotipos de género, distintos estudios han demostrado que la gente diferencia y percibe a los hombres y mujeres de manera distinta. Así, en el estudio de Glick y Fiske (1999) se demostró que la gente tiende a creer que los hombres y mujeres se diferencian en dos dimensiones principalmente, la competencia, que definiría a los hombres, y la sociabilidad, mas propia de las mujeres. En otro estudio realizado por López y Morales (1995) se llegó a la conclusión de que los hombres eran percibidos como amantes del peligro, líderes atléticos, agresivos y duros mientras que las mujeres se percibían como cariñosas, comprensivas, de llanto fácil y sumisas.

    De esta manera, como estereotipo de género se muestra la competencia como estereotipo para el hombre en contraposición a la sociabilidad como estereotipo para la mujer.

  2. Sexismo tradicional hostil

    Es una actitud de prejuicio o conducta discriminatoria frente a las mujeres basada en su supuesta inferioridad individual o como grupo y podemos distinguir tres tipos, el paternalismo dominador, la diferenciación de género competitiva y la hostilidad heterosexual.

    Paternalismo dominador.

    En el que se reconoce que las mujeres son más débiles e inferiores a los hombres y ello da legitimidad a la figura dominante masculina.

    Diferenciación de género competitiva.

    En el que se considera que las mujeres son diferentes y no poseen las características necesarias para gobernar las instituciones sociales, siendo su ámbito la familia y el hogar y es donde deben permanecer.

    Hostilidad heterosexual.

    Se muestra cómo a lo largo de la historia cómo la dependencia sexual ha perjudicado al hombre (ejemplo: Adán y Eva). En este tipo de sexismo existe visión negativa de las mujeres como deseosas de obtener poder sobre los hombres. Se dirige hacia las mujeres que amenazan el poder de los hombres (feministas o seductoras).

  3. Sexismo Benévolo

    Son un conjunto de actitudes interrelacionadas hacia las mujeres que son sexistas en cuanto que las considera de forma estereotipada y limitadas a ciertos roles, pero que tiene un tono afectivo menos negativo en el perceptor, por tanto, tiende a producir en éste conductas típicamente categorizadas como pro-sociales (como por ejemplo proporcionar ayuda a la mujer) o de búsqueda de la intimidad. El sexismo benévolo se basa en:

    Paternalismo Protector.

    Considera que el hombre cuida a la mujer como un padre.

    Diferenciación de género complementaria.

    Considera que las mujeres tienen por naturaleza muchas características positivas que complementan las características que tienen los hombres.

    Intimidad de género complementaria.

    Considerar la dependencia diádica de los hombres respecto de las mujeres (los miembros del grupo dominante dependen de los miembros del grupo subordinado ya que los hombres dependen de las mujeres para criar a sus hijos/as y satisfacer sus necesidades sexuales).

    En este tipo de sexismo subyace una visión de las mujeres subjetivamente positiva (proteccionista, afectuosa, concibiéndolas como criaturas maravillosas pero débiles) que constituye una recompensa hacia ellas por ajustarse a los roles tradicionales que la subordinan al hombre.

    En opinión de Glick y Fiske (1996) ambos tipos de sexismo (hostil y benévolo) tendrían su origen en las condiciones biológicas y sociales comunes a todos los grupos humanos (donde los hombres poseen control estructural de las instituciones económicas, legales y políticas y las mujeres poder diádico derivado de la reproducción sexual) y en los dos casos se trata de sexismo puesto que ambos descansan sobre la dominación del varón y tratan de justificarlo entendiendo que las mujeres son más débiles y están mejor desempeñando unos roles que otros. Por todo ello, consideran que ambos tipos de sexismo (hostil y benévolo) correlacionarán positivamente (Ferrer Pérez y Bosch Fiol, 2000).

    La pertenencia a cualquier grupo social tiene consecuencias cognitivas y afectivas:

    Consecuencias cognitivas: en la medida en que una persona incorpora como parte de su identidad las características estereotípicas asociadas a su género. Así si en un contexto se piensa que los hombres son racionales y las mujeres sensibles, las personas que han sido educados en el mismo acabarán percibiéndose a sí mismos de esa manera.

    Consecuencias afectivas: en la medida en que se cataloga el nivel de autoestima del hombre y de la mujer. Así existen contextos en los que se piensa que las mujeres tienen una autoestima más alta que los hombres y se educa desde esos parámetros.

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