Negligencias médicas: errare humanum est?

Si un carpintero se equivoca a la hora de tomar las medidas o ejecutar un trabajo, puede provocar cierto disgusto en su cliente y acarrearse una serie de problemas que, posiblemente, le obliguen a trabajar más con el fin de solucionar el desaguisado o ganar menos de lo que esperaba por el encargo realizado. En el campo de la medicina, en cambio, una negligencia médica puede llevar a una serie de secuelas irreversibles en el paciente o, incluso, a la muerte. Ciertamente, no es lo mismo…

En más de una ocasión hemos oído, no sin cierta sorna, como algún paciente se ha escrito un aviso en la extremidad en la que le tenían que intervenir (o en la que no) para evitar equívocos. Y es que, a pesar de las prevenciones, los errores suceden.

Lo normal es que los profesionales de la salud realicen su labor de manera exquisita. De hecho, lo suyo suele ser vocacional y en su quehacer profesional están sujetos a deberes y responsabilidades como ya expusimos en otros artículos en este blog. Pero, lamentablemente, hay ocasiones en las que se producen errores fruto de la mala praxis y cuya consecuencia no tiene que soportar jurídicamente el paciente.

Aunque no existen datos oficiales en nuestro país sobre la cantidad de negligencias médicas que se producen a lo largo del año, la Asociación El Defensor del Paciente, en su Memoria Anual del 2015,  estima que durante este año, dos personas perdieron la vida al día por estas causas. Según estas mismas fuentes, la mayoría de los casos más graves se producen en hospitales de Canarias, Galicia, Andalucía y Cataluña. Lo cierto, es que de vez en cuando surge alguna noticia sobre el tema que escandaliza a la opinión pública.

Lo que sí podemos aventurar es que la mayoría de los casos de negligencias médicas tienen lugar en el campo de la cirugía estética. No obstante, esta situación puede surgir en cualquier momento y en cualquier especialidad. Así, durante el año pasado, 150 bebés nacieron con algún tipo de discapacidad por el uso inadecuado de los fórceps, lo que derivó en parálisis cerebrales y branquiales, entre otras secuelas. Las transfusiones de sangre también pueden provocar contagios de enfermedades, como la hepatitis C.

Ante cualquier sospecha de negligencia médica, la primera medida recomendable es contactar con un abogado o una asociación especializada en este tipo de situaciones. En caso de fallecimiento, se debería solicitar la realización de una autopsia ante el juzgado de guardia. Pero hay que armarse de paciencia. En el peor de los casos, el proceso puede alargarse hasta una década, si se produzcan apelaciones ante el Tribunal Supremo. Lo normal, no obstante, es que se resuelva en una media de cuatro años. En Peritos Expetia disponemos de profesionales sanitarios altamente cualificados para ayudar a dilucidar las posibles responsabilidades del profesional sanitario en casos de mala práxis profesional.

Los caminos a seguir si se presenta una negligencia médica pueden ser la vía penal (poco recomendable porque la Justicia no suele condenar a los médicos), el procedimiento civil (en el caso de que se haya producido en un centro privado) o la vía administrativa (si el hospital es público). De cualquier manera, los expertos recomiendan reclamar al juez que incaute la historia clínica del paciente, aunque son muchos los centros médicos que se niegan a facilitarla amparándose erróneamente en la ley de protección de datos.

En cuanto al cálculo de la indemnización, se trata de una tarea compleja ya que, en las negligencias médicas, únicamente se siguen criterios relacionados con la jurisprudencia ya que hoy en día no existe un baremo concreto, pero esta cuestión será tratada en un próximo artículo.